© Sergio H. Bartés
Hallazgo tardío
poemas

barteshubeaut@hotmail.com

Selección y prólogo

Profesora Gabriela Bartés
Licenciado Rubén O. Nocera

Prólogo

Y para qué ser poeta en tiempo de penuria?, interroga Holderling en su poema Brood und wein.
Sergio Bartés vuelve a ofrecernos poesía a traves de su segundo libro, “Hallazgo tardío”, hecho que celebramos dado el contexto de advesidad o nihilismo subjetivos que parecen campear en nuestra sociedad argentina actual.
Nos complace verificar que a pesar de las penurias por las que atraviesa nuestro pueblo, aún existen los poetas, aquellos capaces de atreverse a la aventura de la búsqueda incesante acerca de los sentidos del existir.
En uno de los poemas, justamente el que da nombre a la presente obra, el poeta dice:

“Recién ahora,
cuando el sendero se va terminando
y el tiempo es incierto,
descubro que debí haber mirado
sólo el lugar de cada paso”.

Al igual que Holderlein, muchos se preguntarán por qué escribir, y quizá la respuesta a este interrogante se pueda encontrar en la palabra de los poetas.
Siempre resulta interesante escuchar con atención lo dicho por poetas y locos, pues, en su discurso hallamos un plus de sentido entre la maraña del mundo de las palabras que nos nombran y nos determinan, poniendo de relieve nuestra falta en ser. Al respecto, en su poema Bifurcación, S.Bartés expresa:

“la palabra que me nombra
contiene otra palabra
que la boca no pronuncia”

Si es una tarea improbable definir una esencia que nos constituya a priori subjetivamente, no lo es tanto asumir que indudablemente somos seres de lenguaje, habitantes del habla y en ese espacio de habilidad del ser algo nos interroga incesantemente y nos habla a través de él.
Quizá la aventura asumida por Bartés sea una de las más arriesgadas y bellas que se pueda intentar alcanzar a decir un poco más en lo dicho acerca de nuestra condición de estar arrojados al mundo.
Si la palabra nos divorcia del orden natural y promueve la interrogación subjetiva por la angustia del existir, que mejor que una buena pregunta a una respuesta simplificadora. Y cuánto mejor, si podemos construirla con los parámetros de lo bello.
El poeta se interroga acerca de LA VERDAD, aunque quizá sólo sea posible encontrar al final del camino una porción de esa verdad, lo cual relanzará permanentemente se búsqueda a través de la producción poética. Esta idea se patentiza muy claramente en las dos últimas preguntas retóricas que cierran el poema “Anticircunloquio”.

Dónde se refugia
la palabra no pronunciada?
en qué tiempo habrá enmudecido?.

La poesía de Sergio Bartés pretende construir, a partir del dolor del existir, metáforas que permitan abordar la tan compleja temática del ser. No obstante, a través de sus poemas es posible encontrar el amor, deseo, la mujer amada, las pasiones vitales y los afectos.
Sin duda, el autor logra articular hábilmente estos dos planos, el metafísico y el de las viviencias cotidianas bajo un estilo que les es propio, caracterizado por la aguda reflexión intelectual y el sutil manejo del lenguaje poético.
Su poesía proporcione al lector la posibilidad de acompañar junto al placer de la lectura, la construcción de sus propios interrogantes, pasiones y deseos.

Gabriela y Rubén

Epígrafe

La poesía cambia con el tiempo pero sólo,
como el tiempo mismo,
para volver al punto de partida.

Octavio Paz

I

Elocuencia

El silencio,
poesía
sin pronunciar.
El silencio
no necesita
un ropaje de sonidos
para revelar
la desnudez
de la palabra.




Ausencia

¿A qué hora de la distancia
me he despertado hoy,
que mañana
es sólo
una burbuja de espera?
Afuera, nadie,
y una lluvia de frío
cae.




Ritual

Baila una muchacha
en el bosque;
el viento, excitado,
levanta su falda;
muslos de piedra transparente,
intimidad de follaje
entre los dedos del sol.
Bajo sus pies,
la tierra se inflama;
surtidores de fuego
forman llamas,
llamas hombres,
hombres bosque,
baila la muchacha.




Encuentro

La mirada se prolonga
por los andariveles
fragmentados del silencio.
No roza las imágenes intermedias
ni se detiene en los muros subrepticios
de las palabras.
La mirada, hebra de luz
en el trayecto compartido
con otra mirada.




Lenguaje oculto

Tal vez el hombre
sólo escucha su palabra.
Cuando el silencio de la piedra
se convierte en sonido,
se funda otro lenguaje;
palabras nuevas,
monólogo solapado
que el hombre no percibe.




Adaptación final

Ambulo enmascarado,
como un furtivo ladrón de gestos.
La máscara es flexible,
se transforma constantemente
ante las muecas de otras máscaras.
Sé que mi último rostro
será igual
al de la máscara.




Hallazgo tardío

He recorrido
la mayor parte del camino
mirando hacia atrás,
y también adelante.
Siempre girando la cabeza,
como un robot silencioso.
Recién ahora,
cuando el sendero se va terminando
y el tiempo es incierto,
descubro que debí haber mirado
sólo el lugar de cada paso
y disfrutado con ello,
ignorando la leyenda vana
de mis huellas
y el horizonte lejano
y brumoso.




Irremediable

Padezco la obsesión
de una imagen persistente.
En inútil intentar un pensamiento
desprendido de esa imagen;
o pretender la sigilosa costumbre
de la coherencia.
Es una mujer,
estoy perdido.




Siempre

La noche bebió vino
y bailó desnuda entre los huesos de la niebla.
Alejandra Pizarnik

Árbol en llamas,
madeja centelleante,
torrente de mariposas encendidas.
Soy
el fuego
que el viento dispara
hacia Ella,
como luz
quebrando la noche.




Bifurcación

La palabra que me nombra
contiene otra palabra,
que la boca no pronuncia.
La palabra
sin pronunciar
también me nombra.




Paradoja

A veces
el culpable
es víctima;
pero tiene la coartada
de estar
muerto.




Extremos absolutos

La poesía es la noche: se alimenta de
monstruos y símbolos, es el lenguaje
de las tinieblas y los abismos.
Ernesto Sábato

En mis persistentes
cabriolas mentales,
me elevo y desciendo,
como ícono oscilante.
Nunca me detengo
en la vaga neutralidad
del centro;
que no es agua
ni fuego,
que no es día
ni noche.
Sólo en las alturas
y los abismos,
habitan los fantasmas
que me nutren.




Percepción

Debemos conseguir que la rosa
que acabamos de crear al mirarla
nos cree a su vez.
Roberto Juarroz


Se mira a un pantano
como se mira
a una rosa.
Lo que cambia
es el ojo oculto.
del ojo.




Acto subrepticio

Hay hojas escritas
y hojas en blanco.
Pero también hay otras
que no están escritas
ni en blanco:
aquellas
que relatan la historia
de lo que no ocurre.
nunca.




Sólo una espera

Suponer que alguna vez
no estabas es un absurdo;
o simplemente una ficción.
Sé que siempre estuviste en mi piel,
como las palabras del poema
que nunca escribí.
Al fin te trajo el tiempo
y el poema se escribió a sí mismo.




Acceso íntimo

Tengo un afecto profundo
por mis grandes manos,
porque descubren tu universo
de fuego y musgo;
porque borran el abismo
y la sombra del hueco vano.
Tengo un afecto profundo
por mis grandes manos,
porque inventan un espacio
donde dos
se convierte en uno.




Un poema para ella

Sobre tu cuerpo en sombra
estoy como una lámpara.
Octavio Paz


Soy el fuego bajo el agua
que enciende tu cuerpo sumergido.
Soy el humo del cigarrillo
flotando en tu boca.
Soy el ojo de tus senos
mojados por la lluvia.
Soy musgo
en tu piel excitada.
Soy el aire que respira tu gemido.
No quiero ser otra cosa.
Lo demás es polvo,
que el viento depositó en mis hombros.




Fatal

El hombre proyecta
su mirada
más allá de lo que sus ojos ven;
advierte en el fondo borroso
de la llanura,
un anciano agonizante.
Aunque la bruma es espesa,
nota que tiene
sus propias facciones
y sabe que se llama
igual que él.




Uno

All my life I was afraid of being alone, and all my life
I was alone and never knew it.
Morris West


Un solo hombre
nace y muere
en todos los hombres.
Es el único;
ser fragmentado.
Creer que hay miles de millones
es una ficción
inventada por el hombre
que siempre
está solo.




Visión

Vi
cuando cerraron mis ojos.
Vi
cuando acomodaron mi cuerpo.
Vi
las flores vanas.
Nunca vi
lo que había pasado
antes.




Otro universo

Tinieblas luminosas,
claridades oscuras,
sólo percibidas
por el hombre que no ve.
El ciego
deja de ver afuera
lo que ve en su espacio,
donde luz y oscuridad
inauguran
una visión despojada.




Imitaciones

El mundo se repite demasiado.
Es hora de fundar un nuevo mundo.
Roberto Juarroz


El trazo de un rasgo
copia los surcos
de otro rasgo.
El agua copia al rocío,
el rocío a la humedad
del ojo y del párpado;
la pampa a la lejanía,
la lejanía a la soledad.
Y hasta la muerte puntual
copia
a la muerte.




Erial

Hay umbrales
en los espacios vacíos
y en los espacios plenos,
en el agua,
en el viento,
en el pensamiento:
íconos de la vacilación,
de no estar adentro
ni afuera:
de no ser árbol
ni tierra;
ni páramo
ni jardín.
Permanecer en los umbrales
es habitar el espacio
donde todo
es nada.




Cronología alterada

A mi padre, fallecido hace mucho tiempo.

El tiempo, que me transportó
con persistencia
de agua torrentosa,
ahora comienza a detenerse;
cuando permanezca inmóvil,
estaré en otro espacio,
donde me aguarda,
más joven que yo,
mi padre.




Formas efímeras

La condición de ser rosa
es un simulacro.
También es un simulacro
la condición de ser musgo.
Las figuras sólo son
representaciones fugaces
de otras figuras.
Más aún,
los simulacros de la rosa
y del musgo son
un ensayo
de los simulacros
del hombre.




Apertura

Cada hombre lleva,
del otro lado del rostro
los rasgos son su prólogo,
como un código oculto.
Pero a veces
el prólogo y el rostro se unen
y modelan un semblante nuevo:
su caricatura.




Actitud

Para borrar
la palidez del páramo
se necesitaría una nube verde;
pero las nubes verdes
sólo habitan el espacio
de una pradera
que tal vez el ojo no ve.
Para borrar la palidez
del páramo
solo bastaría
transformar la mirada.




Imprescindible

Todo busca un apoyo:
el mar,
la piedra,
el hombre.
Vale un hilo delgado
o una hebra de lluvia.
Sólo hay que descubrirlo,
o quizá
inventarlo.




Esencial

Dar vuelta la solapa del tiempo,
descubrir el pasado,
buscar entre sus pliegues
las figuras ocultas.
Historias aviesas
en el costado oculto de la memoria.
Conocer fantasmas y demonios
es iluminar la oscuridad
lacerante
del ojo.




Sosiego

Quisiera derramarme
como la lluvia pausada.
Penetrar en la tierra
y dormir en su prieta calidez,
como una semilla incierta.
Ser árbol,
y en la llanura infinita
gozar con el viento
los murmullos compartidos.

II

Lo opuesto

Desvaídos intentos de coherencia
impulsan sus pasos
por senderos nuevos.
Pero la aspereza del suelo
dificulta la travesía.
Busco otro camino,
y otro
distinto,
otro.
Es inútil,
mis pasos se hacen
cada vez más vacilantes.
Quizá sería mejor
volver al espacio
de la incoherencia.




Aislamiento

Como un sustituto de su sombra,
el hueco de la distancia
se apoya en el intervalo del hombre
y su propia perisferia;
desierto inveterado,
compendio de distancias.
Soledad.




Descensos diferentes

Siempre algo se cae:
una palabra,
una mirada,
la hoja de un árbol,
la esperanza.
Pero cada caída
tiene un final distinto,
y cada final
su propia hondura.
El de la esperanza,
el más profundo,
quizá no tenga fin.




Identidad fragmentada

El rostro
nunca refleja
la misma imagen.
Siempre se transforma,
inaugurando otros rasgos:
surcos asimétricos
del pensamiento furtivo.
El rostro es el signo
de cada hombre,
siempre
transmutado.




Lejanía

Llevo en la boca
muelles
de palabras,
palabras
de muelles.
Ecos de lo que dije
alguna vez,
mirándote,
como se mira el mar.
Y un dolor escondido
en el barco que se aleja,
con timón
de otoño.




Mensaje

Tus ojos,
dos pájaros
que vuelan hacia mí,
me tocan,
con alas de nubes.
No hay tiempo
ni distancia,
en la jaula
que retiene tu mirada.
Yo




Ocaso

Veo el semblante
vano de la razón,
la pluma caída
de la transparencia,
y los caballos
que tiran carros,
en la ciudad que duele.
Trato de entender;
no puedo.
Tampoco desentender
puedo.
Y una gaviota
vuela
sobre el mar
de mis pensamientos.




Hoy

que no hay luz,
ni sombra,
ni luz de sombra,
el fuego despierta,
escribe su poema.




Oda para Alfonsina

Sé que algún día te encontraré
y hablaremos de poesía
.


De haber estado en aquel instante,
cuando caminabas despegada de la tierra,
con alas extendidas,
te hubiera acompañado,
tomando tu mano trémula:
paloma de mujer palpitante;
plumas de palabras
palabras de plumas;
vida,
muerte,
vida;
cielo,
tierra,
mar;
aire que aturde;
oxígeno que revive;
antesala del estupor:
enredadera de agua suspendida,
praderas dormidas.
Pero no estuve allí;
estabas sola.
Entiendo tu decisión de derribar el muro.
De haber estado en aquel instante
te hubiera acompañado
hasta que el mar nos cubriera
piadosamente.




Nightmare

Estaba sólo,
entre mis viejos libros.
Los objetos de la biblioteca
estaban minuciosamente ubicados,
y nada alteraba
las vanas costumbres repetidas.
De pronto, el reloj
comenzó a dar las doce campanadas;
suspendí la lectura,
cerré el libro cuidadosamente
y contemplé, con renovada fascinación,
el vaivén rítmico del péndulo,
siempre oscilando en la distancia exacta,
midiendo el tiempo con lenta obstinación.
De repente, los movimientos
comienzan a acelerarse, cada vez más,
hasta que péndulo y aguja
avanzan a una velocidad
que hace vibrar el reloj
como si fuera a estallar.
Las horas son fracciones de segundo,
su figura, antes geométrica y pausada,
se transforma en un ente maligno.
Temblando, me levanto con esfuerzo agónico;
apenas puedo caminar, por los dolores
y el cansancio repentino.
Finalmente me detengo
frente a un gran espejo,
y casi sin sorpresa, contemplo
la máscara de un rostro
que superó largamente un siglo.
Mientras el reloj continúa
su agitación frenética,
comienzo a caer,
sabiendo que al llegar al suelo
sólo seré cenizas.




Anticircunloquio

Cuando no se pronuncia
la palabra se desorienta
y busca otro espacio.
A veces, el que encuentra,
es sólo un vericueto
de su confusión.
Tampoco lo descubre
en la peripecia oculta
del silencio.
¿Dónde se refugia
la palabra no pronunciada?
¿En qué tiempo
habrá enmudecido?




Vínculo quebrado

Despedirse
es caer
por el párpado
del tiempo;
deslizarse por un tiempo supletorio
fundado en núcleos de hielo:
agua
que se escurre
por las venas
del silencio.




Poema horizontal

Acostada
duerme la tierra.
Vuela la palabra.
Vuela el silencio.
Vuela la noche.
Acostada
duerme la tierra
aunque todo vuele.




Numeral

Los números, amantes de las letras;
las letras apabulladas;
los números en celo
les quitan las ropas.
Los soles se caen uno a uno,
como ojos encendidos;
el arroyo es un torrente
de hormigas en llamas.
Arden
el arroyo,
los números
las letras.
Todo arde y se inflama.
Las letras paren letras ignotas;
símbolos que rotulan
al hombre
numerado.




N.N.

¿Cómo nombrar
la noche clandestina,
la blancura zigzagueante
de la mortaja,
la fuente roja
del deseo,
el relámpago morado
de los senos encendidos,
el aluvión seco del pasado,
la trepanación descontrolada
de la luz?
¿Cómo nombrar
al hombre
que está solo?




Mutismo

Con lentos pasos de agua
me interno
en la boca
oxidada del silencio.
Disperso en su concavidad
como follaje mutilado,
también
soy
silencio.




Imágenes

Ciudades narcotizadas
por el hollín y el silencio;
agua de arroyo
mojando todas las aguas;
deshielos mentales
como ríos descontrolados;
un fantasma del último dinosaurio;
el rostro de un anciano
esmerilado por la espera;
un televisor
en un bosque de ciegos;
una sombra
buscando un cuerpo;
puertas sin paredes
colgadas del viento.
Finalmente
tú,
yo,
agua excitada
en las venas del tiempo.




Dualidad

Desde algún lugar
alguien me llama;
la palabra que pronuncia
no es mi nombre,
pero reconozco mi voz.




Atardecer

Todos, todos tenemos una hora cobarde,
una hora de hastío cuando muere la tarde.
Alfonsina Storni


El día se cae,
inminencia
de la noche certera,
plumas de pájaros somnolientos,
pincel de luz
que se consume
en el hábito cotidiano,
y esta rara opresión
de Ser.




Giros

Creo que todo
lo que busco
está del otro lado.
O tal vez éste
es el otro lado
y yo siempre
enfrente
de todos lados.




Ayer

Un niño me mira
con ojos
de pájaro
que anida sueños
en el viejo patio
de baldosas rojas.
Hoy
el patio es pavimento,
la glicina ya no está.
Y yo
no sé
dónde he ido.




Partida

Las luces palidecen
y hace frío
en la almohada
de hielo.
Un búho me indica
el camino
y voy tras él
hacia
la oscuridad.




Vacilación

Habito una casa
de aberturas borradas.
Dibujo una puerta,
trato de salir;
pero algo se interpone:
mi sombra,
tratando de entrar.




Asimetrías

Las palabras,
hormigas
que se vuelven sílabas,
se cuelgan de las ramas
del fresno,
lo hacen sauce.
La noche,
perro negro,
escarba la tierra, oculta su hueso de sombra.
Una cicatriz de rocío
humedece el párpado
del silencio.
Y una calle
que apenas respira,
copia imágenes:
poema
de adoquines.




Evasión

Quisiera ser
amigo
del viento
y flotar sobre su piel de agua
entretejida de murmullos.
Disfrutar la beatitud
pausada de la llanura,
rozar apenas las hebras verdes,
como una insinuación.
Sin estar
despierto
ni dormido
ensayar las cabriolas fugaces
entre la vigilia
y el sueño,
dejándome llevar
por sus ráfagas inciertas.




Desvaríos

Árbol en llamas;
el pensamiento.
No árbol:
hojas
no hojas:
raíces;
no raíces:
sólo
viento.




Nocturnal


Una noche.
Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas.
José Asunción Silva


La luna reclina
su blanco cuerpo
en la noche;
resplandor voluptuoso
que enciende las nubes,
peces de humo
nadando en el viento.
La luna,
mujer
que siempre espera
en la noche.




Decisión externa

Tal vez sea una quimera
creer que los hechos
siempre parten de nosotros.
¿Por qué no suponer
que a veces
el vaso decide
volcarse en nuestra boca
aunque no tengamos sed,
o que la sed es sólo
un invento del agua?




Pertenencias

Todo es una idea de ella:
el cisne es una idea de ella;
el atardecer es una idea de ella;
la pirámide es una idea de ella.
Y hasta creo que yo
soy una idea de ella.
O quizá el cisne,
el atardecer
y la pirámide
sean una idea mía
engendrada por ella.




Intensidad

Blanco:
el alma de los indiferentes;
el barco que nunca zarpa;
el olvido;
la palabra sin pronunciar;
la felicidad sólo imaginada;
los ojos de un ciego.
Hay un blanco
más blanco;
el epitafio
a los que mueren
solos.




Lo que queda

Dice su discurso
el cotidiano sol:
piedras encendidas
que va apagando el tiempo,
silencio de pájaros desterrados,
horizonte de transparencias.
Memoria.
Lejanía.
Apenas
una huella
de viento.




Es ella

Te hallé como una lágrima en un libro olvidado
Vicente Huidobro


Mujer
azul.
Risa
azul.
Azules
pechos.
Gemido
azul.
Hoy
todo
es azul.
Aun
el cisne.




Marina

¿Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos?
Federico García Lorca


Soy
agua en movimiento.
Soy
espuma que estalla,
con esquirlas de la luz.

que algún día
alcanzaré la playa,
y habrá una mujer de arena,
esperándome

III

Underground

Ala quebrada
del desconcierto,
piel ausente
de la transparencia,
signo vertical.
Torrente,
que me arrastra
como el canto oblícuo
de un gallo,
por la frente hueca
del tiempo.




Beatitud

¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!
Rubén Darío

Arde la tierra
cuando caminas descalza,
con pasos de nubes errantes.
Soy
valle en tu valle,
bosque en tu bosque;
destierro de mi desamparo,
entierro en mi soledad.
Soy
tierra,
viento,
luz.
Soy
todo lo que roza tu cuerpo
y lo enciende.




Incertidumbre

Puedo ocultarme
o continuar la búsqueda.

que en algún lugar
me estoy esperando.




Ahora

En la menoria hay palabras que no se
pueden decir.
Juan Gelman

El poema
siempre
quiere decir algo
que nunca dice,
o lo dice todo el tiempo
y no se escucha,
porque alguien
toca un tambor
inesperado
en una calle desierta,
y el pensamiento
se vuelve pájaro.